Esa sensación del sabor perdurable, el que remolonea en la boca tras desaparecer el líquido para después afincarse en la memoria, es virtud particular de los vinos de El Nido. En las tierras altas de Jumilla, demuestran su obstinación desde el viñedo. Sus raíces horadan los suelos pedregosos, penetran la capa de piedra tosca caliza y tocan la franja arenosa.
Estas cepas tenaces, sembradas en pendiente y raramente bañadas por la lluvia, han logrado a fuerza de pactar con la naturaleza ese tenso equilibrio de la supervivencia. Su incansable deseo de vivir engendra frutos intensos e impetuosos, potenciados por la pericia del tiempo.
Viñas viejas de Monastrell cultivadas en vaso con orientación nordeste. La Cabernet sauvignon está plantada en suaves colinas que miran al norte. Altitud superior a 700 metros. Área de 44 hectáreas. Edad para la Monastrell, algunos viñedos llegan a los 90 años, otros tienen 75 años. Para la Cabernet sauvignon 40 años. Suelos muy calizos y pedregosos en superficie, con subsuelo arenoso. Clima Continental.
Un vino singular para paladares de miras amplias, sofisticado y con recuerdos para meditar sobre su extraordinaria riqueza y sabor, sutil, equilibrado y de portentosa elegancia.
Color cereza de capa alta con tonos purpuras, paso largo en boca, frutos del bosque, torrefactos y ligeramente mineral, sabores muy concentrados y tanino dulce que lo hace muy agradable.