Vinos con Denominación de Origen Navarra
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La Denominación de Origen Navarra es una denominación de origen española para vinos procedentes de la Comunidad Foral de Navarra. La zona de la D.O. Navarra se extiende desde el sur de la capital de la comunidad, Pamplona, hasta la cuenca del río Ebro. De entre los vinos con denominación de origen, los navarros constituyen un ejemplo de como ha evolucionado el sector en los últimos tiempos. Navarra, tradicional productora de vinos tintos, rosados y blancos, era conocida casi exclusivamente por sus vinos rosados. Esta situación ha cambiado y ahora ya es conocida por su amplia oferta de productos.
Constituida en 1932, la Denominación de Origen Navarra no publicó su primer reglamento hasta 1967.
Vinos de la Denominación de Origen Navarra
Blancos
Los jóvenes de viura y mezcla de viura-chardonnay
Son vinos frutosos, frescos, que deben ser consumidos dentro del año siguiente a su vendimia. Su color, amarillo pálido, y su nariz, suavemente frutal, los hacen apropiados para el aperitivo o los entrantes muy ligeros.
Los chardonnays sin barrica
Más estructurados y acídulos que los otros, son vinos de mayor persistencia cuyo consumo es perfectamente adecuado dentro de los 2-3 años de su elaboración. Color amarillo pajizo intenso, poseen una marcada fruta en nariz (piña fresca, manzana verde, pomelo, mango, algunas veces incluso melón). La boca queda marcada por una fresca acidez. Acompañan bien a pescados y ahumados.
Los chardonnays fermentados en barrica
En su nacimiento intervienen siempre viñas de muy baja producción, vendimiadas con exquisito cuidado. Los mejores mostos fermentan en barricas nuevas (todos los años) y tras una permanencia de unos 6 meses con sus lías, al más noble estilo borgoñón, se trasiegan y embotellan. Son vinos que se bonifican con el paso del tiempo (en ellos ya no buscaremos el vino del año) y que saldrán al mercado con etiqueta de crianza y de reserva. En ellos encontraremos colores amarillos dorados y su nariz, compleja, marcará notas de humo, mantequilla, avellanas y frutas maduras. Acompañan bien a pescados grasos, como el besugo o la lubina.
Rosados
La garnacha, sola o acompañada de tempranillo y cabernet sauvignon, por el selecto sistema de sangrado de mostos, da lugar a vinos de sugerente color, de rico aroma afrutado (fresas, frambuesas, granada,…) y fresco paladar. Deben consumirse dentro del año siguiente a su elaboración y acompañan muy bien los entrantes (arroces, pastas).
Tintos
Tintos jóvenes y tintos roble
Partiendo de la garnacha o el tempranillo (en menor medida de la merlot o de la cabernet sauvignon), se obtienen unos vinos de color púrpura y grana, llenos en nariz de notas de regaliz y deliciosas frutas del bosque, tanto negras (cassis y moras) como rojas (fresas y frambuesas). En el caso de los tintos roble, la permanencia de al menos tres meses en barrica los dota de una sápida estructura. Su boca, golosa y viva, los hacen apropiados para aperitivos de charcutería, patés, quesos del país, e incluso algún preparado de bacalao salseado.
Tintos de crianza
El reglamento de la Denominación obliga a que no salgan al mercado hasta que como mínimo hayan pasado dos años (desde diciembre del año de la vendimia), y que hayan madurado como mínimo un año en barrica. Las uvas tempranillo, cabernet sauvignon y merlot son las protagonistas de estos vinos marcados por una selecta crianza, que los dota de hermosos colores cereza con suaves matices teja. La nariz mantiene el carácter frutal, matizado por finas notas de roble y vainilla. En boca son potentes y sabrosos. Serán grandes compañeros de carne a la brasa, asados, guisos de carne y quesos curados.
Tintos reserva, gran reserva e “iconos”
Las variedades empleadas son las mismas que para los de crianza, muchas veces incrementadas con la graciano. Los tintos de reserva tienen un mínimo de tres años (de los cuales, uno como mínimo fue en barrica) y los gran reserva tienen un mínimo de cinco años (de los cuales, dieciocho meses como mínimo fueron en barrica). Poseen un bello color cereza-rubí, con bonitos tonos teja, limpios y brillantes. Su nariz es compleja, rica en matices especiados, buenas maderas y fondo frutal que se mantiene con el paso del tiempo. La boca, pulida pero amplia y carnosa.
También acoge actualmente una gran selección de vinos de alta gama, que se ha dado en llamar “iconos” o “vinos de alta expresión”: frutosos, concentrados, expresivos y maravillosamente complejos. Acompañan bien platos de caza y guisos.
Dulces
Los vinos blancos dulces
Estos vinos, cuyo contenido el alcohol oscila entre los 11 y los 14 grados, provienen habitualmente del vidueño moscatel de grano menudo. La delicadeza, untuosidad y fragancia son sus características más destacables. Su momento de consumo se hallaría acompañando quesos de cabra, foies y postres, así como para las sobremesas.
Los vinos de licor de moscatel
Vinos de mayor graduación, que muchas veces experimentan una larga crianza en barricas de roble y damajuanas de cristal. Acompañan bien a las meriendas con pastas y con el queso azul.